La alimentación forma parte de la vida de todos nosotros. Comer de forma saludable es uno de los pilares fundamentales del tratamiento de la diabetes, junto con el ejercicio físico, que nos permiten llevar un estilo de vida beneficioso para nuestra salud. Sabemos que para comer de forma saludable las frutas, las verduras, los cereales integrales, las legumbres y los frutos secos deben estar muy presentes en nuestra alimentación. Pero, ¿qué pasa si tengo diabetes? ¿debo comer lo mismo que cualquier otra persona? ¿los productos sin azúcar son para mí? Te contamos todo sobre la alimentación y la diabetes y resolvemos las dudas más frecuentes sobre la alimentación con esta enfermedad. ¡Empezamos!
¿Qué es la diabetes?
La diabetes es una enfermedad crónica que provoca un aumento de los niveles de glucemia, es decir, el azúcar en sangre. Puede causar otras enfermedades como las cardiovasculares, ceguera, insuficiencia renal o enfermedades neurológicas, por lo que tratarla correctamente será la clave para evitar estas complicaciones. Existen diferentes tipos de diabetes, siendo los más frecuentes:
- Diabetes tipo 1: esta ocurre cuando el páncreas no es capaz de producir una cantidad suficiente de insulina. Esta es la hormona que regula la glucosa, por lo que es necesario suministrar insulina desde el diagnóstico y para toda la vida. Aunque puede presentarse a cualquier edad es más frecuente durante la infancia y la adolescencia.
- Diabetes tipo 2: es la más habitual, casi el 90% de los casos diagnosticados de diabetes son tipo 2. En este caso, aunque se produce insulina, nuestro cuerpo no puede procesar la glucosa de forma correcta. Esto hace que se quede circulando por el torrente sanguíneo y, por tanto, que los niveles de glucosa en sangre se disparen. En ocasiones, es necesario un tratamiento con insulina.
- Diabetes gestacional: es la que aparece durante el embarazo y desaparece después del parto. Tienen un riesgo mayor de diagnóstico de diabetes tipo 2 posteriormente. Deben controlarse cuando son diagnosticadas y pueden necesitar insulina
Alimentación y diabetes: ¿cómo debo comer si tengo diabetes?
Al igual que para el resto de las personas, una alimentación saludable será una de las principales claves. Comer de forma adecuada nos permitirá controlar y tratar la diabetes, junto con la práctica de ejercicio físico y el tratamiento farmacológico. ¿Quiere decir esto que puedo comer “de todo”? No exactamente, o mejor dicho, no con la misma frecuencia. Hay alimentos como las verduras y hortalizas que deben ser protagonistas, y otros como los ricos en grasas saturadas o en azúcares simples que deben estar poco presentes. Por ejemplo, los dulces con azúcares añadidos son alimentos que nos suben la glucemia en sangre rápidamente.
En cambio, alimentos ricos en carbohidratos y fibra, como la pasta integral, subirá la glucemia de forma más paulatina. En cualquier caso, para una persona con diabetes, contar los carbohidratos ingeridos será fundamental, ya que comer más de la cuenta puede provocar hiperglucemia. Mientras que comer menos que los que necesitamos provoca la hipoglucemia. Esto es especialmente importante en aquellos que requieren un tratamiento con insulina, como las personas con diabetes tipo 1 y algunos con tipo 2.
¿Existen alimentos especiales para personas con diabetes?
Aunque como hemos visto, hay alimentos que conviene consumir más frecuentemente, y otros que convienen limitar, la respuesta rápida a esta pregunta es “no”. La alimentación en su conjunto es lo que importa, tal como hemos explicado. Controlar la cantidad y el tipo de hidratos de carbono es lo fundamental. Eso sí, si elegimos productos en los que se ha eliminado el azúcar, aunque se han añadido edulcorantes, la glucemia no subirá tan rápido como con un producto similar con azúcares añadidos.
Por eso, este tipo de productos sin azúcares presentan ventajas para las personas que quieren controlar su glucemia, aunque no estén dirigidos únicamente a estos consumidores. De hecho, hay que tener muy en cuenta que, si contienen hidratos de carbono, aunque sean complejos, seguirán teniendo un impacto en la glucemia, aunque más moderado que si en vez de edulcorantes llevaran azúcar.
¿Qué diferencia hay entre un producto “sin azúcares” y otro “sin azúcar añadido”?
Es importante saber diferenciar entre estos dos conceptos:
- Sin azúcares: cuando leemos en una etiqueta que un producto es sin azúcares, quiere decir que no tiene más de 0,5 g de azúcares por 100 g de producto. Esta declaración se refiere a la cantidad de hidratos de carbono simples (llamados “azúcares”) que tiene el producto. Puede comprobarse en la tabla de información nutricional que se muestra en el envase de cada producto.
- Sin azúcares añadidos: en este caso, “azúcares añadidos” hace referencia a que no se le ha añadido azúcares como ingrediente. Es decir, significa que los azúcares que nos aporta el alimento son los que se encuentran de forma natural en los ingredientes con los que se elaboran. No es indicativo de la cantidad de azúcares totales que tenga el producto, únicamente informa de que no se han añadido.
¿Puede un alimento “sin azúcares” o “sin azúcares añadidos” aumentar la glucemia?
Efectivamente, puede. La glucemia aumentará más o menos, y en mayor o menor tiempo, en función de la cantidad y el tipo de hidratos de carbono que ingerimos.
La razón es que la glucemia aumenta al consumir alimentos con hidratos de carbono (ya sean simples, como los que contiene el azúcar, o complejos, como los de la pasta o el pan). Es importante señalar que un producto sin azúcares puede contener hidratos de carbono complejos, que se deberán tener en cuenta. Y en un producto sin azúcares añadidos, además de hidratos de carbono complejos, puede también contener azúcares de forma natural, propios del alimento.
Además, hay que tener en cuenta otro elemento. Si el producto contiene edulcorantes artificiales, debes saber que algunos tienen un ligero efecto sobre la glucemia. Te lo contamos a continuación.
¿Los edulcorantes artificiales tienen algún efecto sobre la glucemia?
Existe cierta confusión al respecto. Lo cierto es que algunos edulcorantes, de manera muy inferior a los azúcares, también pueden elevarnos la glucemia.
- No afectan a la glucemia: la sacarina, el aspartamo, la sucralosa, el ciclamato…este tipo de edulcorantes no elevan nuestros niveles de azúcar en sangre ni aportan calorías.
- Pueden aumentar ligeramente la glucemia: los polialcoholes o polioles. Son unas sustancias presentes de forma natural en algunas frutas y que se utilizan como aditivo por su poder edulcorante, y sí aumentan algo la glucemia en sangre. Eso sí, lo hacen un 50% menos que los azúcares naturales. Nos aportan 2 kcal por gramo y podemos distinguirlos en las etiquetas con nombres terminados en -ol: sorbitol, manitol, xilitol, lactitol, eritritol …
Tengo diabetes, ¿qué galletas Gullón puedo comer?
Como hemos dicho, debemos tener presente la cantidad de hidratos de carbono y la ingesta a lo largo del día, ya que estos nos elevan la glucemia una vez son digeridos. Eso sí, a la hora de escoger una galleta, es mejor optar por las “sin azúcares” que unas con azúcar añadido, ya que nos aportarán una menor cantidad de estos monosacáridos. Las “sin azúcar añadido”, al tener azúcar naturalmente presente, podrían elevarnos más la glucemia. Un buen ejemplo de galleta sin azúcares es la fibra ZERO o la digestive ZERO. Además, ambas cuentan con el sello de la Fundación de la Sociedad Española de Diabetes.
Como ves, la alimentación en las personas con diabetes debe estar fundamentada en una alimentación saludable que, junto con unos buenos hábitos de actividad física y el tratamiento farmacológico, nos ayudará a cuidar de nuestra salud. Esperamos que este artículo te haya sido útil para saber más sobre la alimentación y la diabetes, y cómo afrontar nuestras elecciones a la hora de comer.
Si necesitas más información y recursos tras el diagnóstico de diabetes tipo 2, puedes consultar el proyecto Comenzando a Vivir con Diabetes Tipo 2, desarrollado por la Sociedad Española de Diabetes. Encontrarás videocápsulas e información útil para tener más autonomía en el manejo de esta patología.
