Por una alimentación saludable… ¡y sostenible!

Comer es uno acto básico y fundamental que todos nosotros llevamos a cabo durante el día. Una alimentación saludable nos proporcionará todos los nutrientes necesarios para mantener una buena salud. Pero la alimentación, además de en nuestro cuerpo, también tiene influencia en la salud del planeta. Y es que nuestra forma de comer puede hacernos más sostenibles, o no. Los gases de efecto invernadero son causantes del calentamiento global. Y, por supuesto, la producción de los alimentos contribuye, en mayor o en menor medida, al cambio climático.

Pero no todos los alimentos tienen el mismo impacto. Gracias a pequeñas acciones, cada uno de nosotros puede contribuir al cuidado del medioambiente. ¡Te lo contamos!

Alimentación, sostenibilidad y emergencia climática

Los síntomas de la emergencia climática cada vez son más claros. Los cambios bruscos de temperatura que derriten los polos o la destrucción de parte de la flora y fauna son ejemplos de cómo nuestro estilo de vida perjudica el planeta. Por todo ello, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) centra el próximo Día Mundial de la Alimentación en la alimentación sostenible. Sin embargo, además de sostenible es necesario que nuestra alimentación sea saludable. Entidades como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o importantes instituciones como la Universidad de Oxford han relacionado claramente la alimentación sostenible y saludable con las dietas ricas en alimentos de origen vegetal.

Y es que, aunque el sistema alimentario actual supone un 22% del total de las emisiones de gases de efecto a nivel mundial, no todos los sectores lo hacen de la misma forma. Los productos de origen animal generan entre algo más de la mitad (56-58%) del total de emisiones. Sin embargo, las emisiones de productos vegetales como las legumbres, los frutos secos, la soja, el trigo o el centeno son entre 10 y 50 veces menores.

Pero no solamente se generan emisiones al producir y transportar los alimentos. El desperdicio de los alimentos que no se consumen genera un 7% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Y aunque pueda parecer que gran parte se desperdicia en superficies de venta, la realidad es que la mayor parte del desperdicio se produce en nuestros hogares.

Desperdicio alimentario y cómo cuidar del planeta para ser más sostenible

Un 11% del total de los alimentos que llegan a manos de los consumidores del mundo acaban en la basura. En nuestro país, esta situación no es mejor. Un ¾ de hogares españoles tiraron comida o bebida a la basura el pasado 2020, unos 31 kg por persona. Cada vez somos más conscientes del impacto de tirar la comida, pero lo cierto es que es una práctica habitual en muchos hogares. Pero ¿cómo evitarlo? ¿cómo tener un hogar sostenible? Para marcar la diferencia, podemos incorporar diferentes trucos y rutinas en nuestro día a día:

·         Comprar con conciencia

Tener claro lo que tenemos en la nevera, o despensa, será clave para evitar que los alimentos queden “abandonados” y, por lo tanto, acaben en la basura. Pero para poder comprar solamente lo que necesitamos también es importante planificar las comidas. Así, una vez hemos repasado los alimentos disponibles, podremos elaborar una lista de la compra con los alimentos que nos faltan y que realmente necesitamos.

Ser sostenible: cocina de reaprovechamiento

Aunque planifiquemos nuestros menús y la lista de la compra, cuando cocinamos puede resultar difícil calcular la cantidad exacta que comeremos. Esto se hace todavía más evidente cuando cocinamos para un mayor número de personas. Y, ¿qué hacer con estas sobras? Con un poco de imaginación, podemos reintroducir esa comida que nos ha sobrado del día anterior. Debemos darle una nueva “vida”, con sabores y texturas diferentes que enriquecerán nuestros platos. Además, le daremos un respiro al medioambiente, y no lo olvidemos, ¡también a nuestros bolsillos! Con las sobras de unas verduras salteadas podemos preparar una deliciosa crema o con restos de carne o pescado, un clásico de los clásicos, unas croquetas.

·         Alimentos de proximidad y sostenibles

Incorporar alimentos de cultivo próximo a nuestros hogares puede ser una buena estrategia para preservar el medioambiente, tal y como recomienda Naciones Unidas. Estos productos no necesitan viajar miles de kilómetros para llegar a nuestra cesta de la compra. El producto de proximidad nos ahorra las emisiones de gases de efecto invernadero que se producen en el transporte. Eso sí, hay que tener en cuenta que el impacto de este en el cambio climático es limitado, especialmente si viajan en barco. Elegir alimentos saludables (frutas, verduras, cereales, etc.) puede tener un impacto más beneficioso para el planeta que la proximidad.

·         Cuida los recursos naturales

La tierra nos proporciona recursos naturales como el agua, fundamental para la vida. Pero solamente un 3% del agua de la Tierra es dulce y potable. Hacer un uso responsable de este recurso será clave para nosotros y para el planeta. Formas de controlar su consumo pueden ser evita dejar el grifo abierto cuando nos cepillamos los dientes o darnos una ducha en vez de llenar la bañera.

Como ves, todos nosotros podemos poner nuestro granito de arena para proteger la salud de nuestro planeta. Cada vez más personas son conscientes de la relación entre su forma de comer y el cambio climático y de la importancia de nuestras elecciones. Pero si todavía no te lo habías planteado, adoptar estos consejos puede ser un primer paso para cuidarnos a nosotros y al mundo que nos rodea.

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