El poder del olfato

Seguro que alguna vez hemos entrado en una sala y al oler el perfume hemos recordado algo de nuestra niñez. El sentido del olfato nos transporta a momentos del pasado, nos hace revivir emociones y sentimientos, nos remite a personas y lugares, incluso nos recuerda nuestras comidas favoritas… En definitiva, el olfato tiene un gran poder, ya que, nos permite acceder a una gran fuente de información que en ocasiones teníamos muy escondida. 

Pero ¿por qué los olores se graban en la mente? ¿Cuál es la explicación física para que esto ocurra? ¿Cuáles son los aromas que mueven sentimientos? Continúa leyendo y te diremos más acerca del poder del olfato. 

 

¿Cómo funciona el olfato?  

Para conocer más cómo funciona el olfato, necesitamos entender cómo los seres humanos percibimos los aromas. Pues bien, las moléculas del olor, en forma de vapor, entran en las fosas nasales y se disuelven entre las mucosidades. Debajo de estas mucosidades hay unas células especializadas que pueden llegar a detectar miles de olores diferentes. 

Estas neuronas transmiten estos mensajes a los centros más primitivos del cerebro. Estos aromas son procesados por las áreas que son responsables de la emoción y de la memoria. Por eso, cuando utilizamos el olfato podemos tener acceso a recuerdos que nos traen a la memoria personas, lugares o situaciones relacionadas con estas sensaciones olfativas. Nuestro sentido del olfato es muchísimo más sensible, e inmediato, que cualquier otro de nuestros sentidos. 

Ninguno de los otros sentidos consigue que estas dos áreas del cerebro se conecten, por lo que solo el olfato es capaz de vincular sentimientos y experiencias pasadas. La capacidad evocadora que tienen los olores genera respuestas que escapan a nuestro control. 

 

¿Por qué los olores se graban en nuestra mente? 

Los aromas se gestionan en una zona del cerebro denominada sistema límbico, desde donde se controla la memoria, el sistema nervioso, las emociones y los recuerdos. Los olores se transforman en señales eléctricas que llegan a diferentes estructuras en las que se procesan y reconocen. Al estar implicadas las emociones y los recuerdos se crea lo que se conoce como memoria olfativa. 

Cuando el olor percibido llega hasta este el sistema límbico, el cerebro intenta establecer una relación entre lo que se huele y lo que está en la memoria. Esta memoria olfativa puede llegar incluso a generar una respuesta física, por ejemplo, despertando el apetito al sentir el aroma de unas galletas María. 

Aromas que mueven sentimientos 

Cómo hemos visto, los olores nos evocan sentimientos de tiempos pasados. Sin embargo, estos recuerdos no siempre tienen que ser positivos, sino que también pueden despertar sentimientos negativos que incluso pueden hacernos sentir físicamente mal. 

Es decir, los aromas que percibimos a través del olfato pueden llegar a influir en varios aspectos de nuestra vida a nivel emocional, mental e incluso físico. Incluso hay determinados olores que tienen una memoria olfativa común a la mayoría de las personas. Algunos de los ejemplos más populares, son: 

  • Vainilla: nos remite a la hora de la merienda. Por eso este aroma se suele utilizar en cafeterías o pastelerías. 
  • Lavanda: es uno de los aromas clásicos al estar íntimamente asociado a la limpieza y a la relajación. Lo tenemos muy presente desde niños y es de gran ayuda para bajar la tensión del día a día. Puedes utilizarlo mientras realizas algún tipo de meditación o ejercicios de relax. 
  • Café: es uno de los más reconocibles en el mundo, y crea una sensación de hogar y descanso. 
  • Colonia infantil: genera sentimientos tiernos e infantiles.  
  • Jazmín: ayuda a calmar las tensiones y combatir estados de tristeza, melancolía y depresión. Esto se debe a que es revitalizante, promoviendo una sensación de confianza y optimismo. 
  • Romero: es muy estimulante y un gran aliado para mejorar la retención de la memoria, ya que combate el cansancio, el agobio y la fatiga mental. 
  • Canela: este aroma tiene propiedades estimulantes ayudan a mejorar la concentración porque evita la fatiga mental. 

Los aromas y sus efectos tienen una gran influencia en nuestra vida, aunque muchas veces ni nos damos cuenta.  

Y por supuesto, nos conectan con el pasado, con sentimientos y emociones alegres, o tristes, que nos recuerdan a persona queridas, mascotas, viajes o la gastronomía de nuestra infancia.  

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