Actualmente, la salud está más presente en el día a día de todos nosotros, y cada vez son más las personas que se preocupan por adoptar un estilo de vida más saludable. Para ello, se debe apostar por hábitos de salud y hacerlos propios, ¿cómo? Poco a poco y de uno en uno. Si quieres saber más, ¡sigue leyendo!
Seguir un estilo de vida saludable
Los hábitos que nos acompañan en nuestro día a día son factores determinantes de nuestro estilo de vida y, por tanto, de nuestra salud. Si bien es cierto que adoptar unos buenos hábitos es más fácil desde la infancia, en la edad adulta también es posible, pero, ¿qué beneficios tiene llevar un estilo de vida saludable? Nuestra salud está determinada por una serie de factores genéticos y del entorno. Éstos últimos, de manera general, se pueden modificar, es decir, son los que podemos trabajar durante nuestro día a día para cuidar nuestro cuerpo y mantener la salud.
Conjunto de hábitos que determinan nuestro estilo de vida
¿Cuáles son los factores externos que podemos trabajar para mejorar nuestro estilo de vida? Nuestra alimentación, la práctica de ejercicio físico, el descanso, nuestra relación con las personas que nos rodean, disfrutar de tiempo libre y evitar tóxicos poco saludables, por ejemplo. ¡Veámoslos en más profundidad!
Alimentación saludable
Seguir una alimentación variada, equilibrada y suficiente es fundamental para cubrir el aporte de nutrientes necesarios para el correcto funcionamiento del cuerpo. ¿Qué quiere decir que una alimentación sea variada, equilibrada y suficiente?
Variada: una dieta variada es aquella que, dentro de cada grupo de alimentos, se escoge uno distinto en cada comida. ¿Verdad que variamos entre pasta, arroz, patata… ¡pues lo mismo con el resto de grupos! También la forma de cocinar los alimentos ayuda a variar las preparaciones. De esta manera, evitamos menús monótonos y aburridos, facilitando la adhesión a la dieta.
Equilibrada: una dieta es equilibrada cuando proporciona todos los nutrientes necesarios para que el cuerpo realice todas las funciones adecuadamente. Para ello, es fundamental incluir alimentos de todos los grupos, verduras y hortalizas, frutas, lácteos, carnes, pescados, huevos y legumbres, cereales como la pasta o el arroz, etc., y repartirlos a lo largo del día.
Suficiente: los alimentos proporcionan energía para que día tras día podamos hacer todas las actividades que nos planteemos. Una dieta suficiente ayudará a aportar las calorías (energía) necesarias, sin quedarnos con hambre, pero sin pasarnos, contribuyendo a mantener un peso saludable.
Además de los alimentos, es importante realizar una buena ingesta de líquidos, especialmente en forma de agua, que se puede complementar con otras bebidas saludables como tés o infusiones, caldos y zumos de frutas o licuados naturales.
Actividad física
Un estilo de vida activo, alejado del sedentarismo, tiene un gran número de beneficios para nuestro cuerpo, tanto a nivel físico como psicológico y de salud.
Un sueño reparador
Las noches son conocidas como el momento reparador del cuerpo por lo que, asegurar un buen descanso es fundamental para nuestra salud. Se recomienda dormir en torno a 8 horas diarias, con el fin de despertarnos con la mente despejada y el cuerpo descansado, y con las pilas cargadas para afrontar el día con vitalidad.
Sociabilizar
Disfrutar de la compañía de familiares y amigos, y de diferentes momentos para desconectar de la rutina diaria es muy beneficioso y necesario para revitalizarse día a día.
Evitar hábitos poco saludables
El tabaco y el alcohol son hábitos poco saludables para el cuerpo, pues pueden perjudicar nuestra salud. Por ello, evitar estos tóxicos se convierte en un hábito saludable principal.
¿Cómo puedo cambiar mis hábitos por unos más saludables?
Los hábitos que nos acompañan en nuestro día a día están muy arraigados a nuestra manera de ser, por lo que cambiarlos puede resultar complicados en la edad adulta, pero esto no quiere decir que no sea posible, ¡ni mucho menos! A continuación, te presentamos tres claves para modificar nuestros hábitos de vida con éxito:
Establecer objetivos realistas
Por ejemplo, si somos personas poco activas, no debemos plantear una sesión de spinning avanzado en nuestro primer día. ¿Qué haríamos? Plantear un entrenamiento en el que poco a poco vayamos aumentando el tiempo y la intensidad del ejercicio.
Focalizarse en acciones concretas
Cambiar todos nuestros hábitos de una sola vez será muy complicado, por ello se recomienda cambiarlos poco a poco, empezando por uno y, una vez interiorizado y arraigado a nuestro día a día, ir a por otro.
Planificación
Como en todo, una buena planificación es la base del éxito. Si empiezas modificando tus hábitos alimentarios, planificar un menú semanal y hacer la compra en base a éste, te ayudará a evitar comprar alimentos menos saludables.
Beneficios físicos y psicológicos de un estilo de vida saludable
La salud engloba más allá de los aspectos físicos del cuerpo, pues los hábitos psicológicos también cuentan. Una armonía entre ambos es la clave de una buena salud. ¿Qué beneficios obtenemos a través de un estilo de vida saludable?
Beneficios físicos
Unos hábitos saludables contribuyen a mejorar aspectos físicos. Como reducir el sobrepeso y el correcto funcionamiento interno del cuerpo, por ejemplo, a controlar los niveles de azúcares en sangre.
Beneficios psicológicos
Una mente despejada, descansada y desconectada de nuestra rutina diaria al salir del trabajo, nos permite disfrutar más de nuestro tiempo libre. Así como de ser más efectivos en nuestro puesto o en nuestros estudios. Además, algunos hábitos como el ejercicio físico, contribuyen a mejorar el estado de ánimo y la autoestima, entre otros.
¡Plantéate objetivos pequeños y realistas, y empieza a adquirir hábitos saludables!