Los alimentos fermentados como el quéfir y la kombucha han sido una de las tendencias gastronómicas en los últimos años pero, ¿por qué son tan interesantes para nuestra salud? ¿Qué es la fermentación? ¿Qué otros alimentos y productos existen más allá del quéfir y la kombucha? Te lo contamos todo en este artículo.
Fermentación de alimentos y bebidas, ¿en qué consiste?
Aunque productos como la kombucha puedan parecernos algo muy novedoso, lo cierto es que la fermentación de alimentos y bebidas se remonta miles de años atrás, utilizándose como un método de conservación. En algunas religiones, además, los alimentos probióticos eran considerados como alimentos sagrados.
En España y otros países occidentales no ha sido hasta hace relativamente poco que los hemos descubierto, pero en países como en China, los fermentados han formado parte de su dieta habitual desde hace milenios.
Los fermentados son aquellos alimentos y bebidas producidos mediante un proceso de crecimiento de microorganismos concretos, que se realiza de forma controlada. Mediante la fermentación, y gracias a la acción de estos microorganismos, se descomponen algunos de los componentes de los alimentos, como los azúcares, para transformarse en otras sustancias. Suele usarse para conseguir ciertas propiedades organolépticas como texturas y sabores, aunque sus beneficios van mucho más allá.
¿Qué otros fermentados existen además de la kombucha y el quéfir?
Si bien es cierto que cuando hablamos de fermentados, la kombucha y los lácteos como el quéfir son las primeras opciones que nos vienen a la mente, existen muchos otros alimentos que se obtienen mediante un proceso de fermentación. Bebidas alcohólicas, productos de panadería, vegetales, legumbres o lácteos, son algunos ejemplos.
- se trata de una bebida que se elabora mediante la fermentación natural de té, al que se le añade azúcar como alimento para los microorganismos. Por eso, al finalizar el proceso de fermentación, ya no queda azúcar en la kombucha. Actualmente se comercializa con una gran variedad de sabores e ingredientes, como el jengibre o el limón. ¿Sabías que a las bacterias que se obtienen en el proceso de fermentación se las conoce como Scoby?
- Quéfir. Junto con el yogur, es uno de los lácteos fermentados que más se consumen. El quéfir es resultado de la fermentación de la leche, realizada por levaduras, hongos y bacterias, especialmente del género Lactobacillus, y que tiene un aspecto similar al yogur líquido.
- La alcohólica es una de las formas de fermentar que existen. La cerveza es una bebida que se obtiene de la fermentación de los azúcares presentes en el lúpulo y la malta, mediante la acción de una serie de levaduras. Dependiendo del tipo de levaduras empleadas y la temperatura a la que actúan se obtienen cervezas de diferentes fermentaciones.
- El repollo o la col blanca son los ingredientes que se someten a un proceso de fermentación para obtener el chucrut. De sabor intenso y ácido, se trata de una receta que puedes preparar fácilmente en casa si tienes a mano una col fresca y sal marina.
- Otros vegetales. Además del chucrut, elaborado a partir de la col blanca, hay una gran variedad de vegetales que pueden consumirse tras someterse a un proceso de fermentación. Los vegetales más duros y fibrosos nos permiten obtener un resultado más crujiente. Puedes probar con zanahorias, remolacha o coliflor, de forma individual o combinados con otros vegetales. Solo necesitas un tarro de cristal, agua y sal, aunque puedes añadir aderezos con especias o hierbas aromáticas para hacer fermentados más sabrosos.
- Muy utilizado en la cocina tradicional japonesa para preparar sopas calientes o como condimento de otros platos, el miso es una pasta fermentada a partir de soja y cereales como el arroz o el trigo. Según el tiempo de fermentación y los ingredientes usados, existen diferentes tipos de miso, como el miso blanco, de sabor más suave, o el hatcho miso, preparado exclusivamente con soja y de sabor más intenso.
Beneficios y propiedades de los alimentos fermentados
Teniendo en cuenta que los fermentados pueden prepararse con una variedad tan grande de alimentos, es lógico pensar que no todos tienen las mismas propiedades. La mayoría comparten características que les convierte en buenos aliados para nuestra alimentación.
- Mejoran la digestión y la absorción de nutrientes. El proceso de fermentación que realizan las bacterias y levaduras contribuye a digerir parcialmente el alimento, por lo que ahorran trabajo a nuestro organismo. Los alimentos fermentados, además, contribuyen a una mejor absorción de vitaminas y minerales, ya que el proceso de fermentación destruye ciertas sustancias que interfieren en la absorción de nutrientes.
- Favorecen una microbiota intestinal sana, al promover el desarrollo y la producción de bacterias buenas en nuestro intestino. Dicho de otra forma, se consideran alimentos probióticos. Una microbiota sana es esencial para el buen funcionamiento de todo nuestro organismo. El sistema inmunitario, el metabolismo o el funcionamiento del cerebro son solo algunos de los procesos en los que participan las bacterias de nuestro intestino.
- Según el tipo de alimento, alargan su vida útil, ayudando a minimizar el desperdicio alimentario. Por ejemplo, un queso se conserva mucho más tiempo que la leche fresca; o una conserva de vegetales fermentados nos permite consumirlos durante todo el año, y no solo cuando está de temporada.
Los alimentos y las bebidas fermentadas desempeñan un papel importante para nuestra salud. Anímate a incorporar alimentos como el quéfir en tus desayunos saludables, o kombucha en tus aperitivos más festivos.