Empezar la universidad es una experiencia cargada de emociones: ilusión por una nueva etapa, nervios ante lo desconocido y, en muchos casos, el temor de no encontrar un grupo de amigos con el que compartir el camino. Este sentimiento puede intensificarse si empiezas este año y no conoces a nadie, si vienes de otra ciudad o si simplemente te cuesta dar el primer paso en las interacciones sociales. Te damos algunos consejos sobre cómo hacer amigos en la universidad.
Verás que no depende tanto de la suerte, sino de estrategias concretas que facilitan la integración. La clave está en identificar los entornos accesibles, atreverse a romper el hielo y comprender que sentirse fuera de lugar al principio es algo completamente normal.
Consejos para hacer amigos en la universidad
Buscar entornos accesibles para socializar
La universidad ofrece múltiples espacios diseñados para fomentar la interacción entre estudiantes. Más allá de las clases, los grupos de trabajo son un punto de partida natural: colaborar en proyectos académicos permite conocerse en un contexto estructurado, donde la conversación surge de manera orgánica.
A la vez que involucrarse en asociaciones estudiantiles, clubes deportivos o grupos culturales también abre la puerta a vínculos más duraderos, ya que se comparte un interés común desde el inicio.
Los eventos organizados por la universidad, como conferencias, ferias o actividades extracurriculares, son otro escenario idóneo. La Comisión Europea, en su informe sobre la participación juvenil en la educación superior, subraya que estas actividades extracurriculares fortalecen tanto la integración social como las competencias personales, dos elementos fundamentales para el éxito académico y personal.
Cómo romper el hielo de manera natural
Uno de los mayores retos al intentar hacer nuevos amigos es dar el primer paso. Muchas veces pensamos que necesitamos una frase ingeniosa, cuando en realidad basta con una pregunta sencilla relacionada con el entorno: pedir un apunte, comentar sobre la clase o preguntar la opinión sobre un tema reciente. Estos gestos, aunque pequeños, abren la puerta a conversaciones más largas.
El humor también puede ayudar a reducir tensiones y generar un ambiente cercano. Además, mostrar interés en la otra persona, escuchando con atención y haciendo preguntas abiertas, transmite empatía y facilita la creación de lazos. Como recuerda la American Psychological Association (APA), la conexión social es una necesidad humana básica, y la mayoría de personas están más dispuestas a interactuar de lo que creemos, incluso si al principio parecen distantes.
Aceptar que sentirse fuera de lugar es normal
Al llegar a un nuevo entorno, es frecuente tener la sensación de no encajar. Sin embargo, este sentimiento es mucho más común de lo que pensamos. Muchos estudiantes experimentan la misma inseguridad, aunque no siempre lo expresen. Reconocer esta realidad ayuda a relativizar y reduce la presión de querer encajar de inmediato.
La adaptación social es un proceso gradual. Con el tiempo, las interacciones se vuelven más naturales y se consolidan las amistades. No se trata de forzar la integración, sino de ser constante en la participación y abierto a nuevas experiencias.
El papel de la empatía y la reciprocidad
Hacer amigos en la universidad no es solo cuestión de presentarse a los demás, sino también de cultivar relaciones basadas en la empatía y la reciprocidad. Escuchar activamente, respetar las diferencias y estar dispuesto a ofrecer ayuda son gestos que construyen confianza. Las amistades sólidas no se forman de la noche a la mañana; requieren tiempo, paciencia y un interés mutuo en mantener la conexión.
Del mismo modo, ser auténtico resulta esencial. Fingir una personalidad para agradar puede generar vínculos superficiales y poco duraderos. Mostrar quién eres realmente permite encontrar personas con las que compartes valores y afinidades genuinas.
Mantenerse abierto a distintas oportunidades
La universidad es un entorno dinámico donde constantemente surgen nuevas oportunidades para relacionarse. Aceptar una invitación a tomar un café, asistir a un evento, aunque no conozcas a nadie o unirte a un grupo de estudio son decisiones pequeñas que pueden abrir grandes puertas. Cada interacción es una ocasión para conocer personas que quizás se conviertan en compañeros de toda la vida.
Es importante también aceptar que no todas las conexiones serán profundas o duraderas, y eso está bien. Lo esencial es construir una red de apoyo que haga que la experiencia universitaria sea más enriquecedora, tanto a nivel académico como personal.
Amistades que marcan etapas
Hacer amigos en la universidad puede parecer un desafío al principio, pero es un proceso natural que se facilita con iniciativa, empatía y constancia. Buscar entornos accesibles, atreverse a romper el hielo y aceptar que la adaptación lleva tiempo son pasos fundamentales para integrarse. La recompensa: amistades que no solo acompañan durante los años de estudio, sino que en muchos casos se convierten en vínculos duraderos más allá de las aulas.