Cocina de temporada: estos son los alimentos que no puedes perderte en otoño

El otoño llega cargado de colores cálidos, días más frescos y una despensa natural que se renueva con ingredientes llenos de sabor y propiedades. Es la estación ideal para redescubrir productos de temporada que no solo aportan beneficios nutricionales, sino que también ayudan a cuidar el bolsillo y el planeta. Son los alimentos que no puedes perderte en otoño. 

Apostar por frutas y verduras típicas de estos meses es una forma sencilla de disfrutar de lo mejor de cada época, con alimentos más frescos, sabrosos y respetuosos con el medio ambiente. 

Los alimentos para comer en otoño 

Calabaza, la reina del otoño 

Hablar del otoño es hablar de la calabaza. Rica en fibra, vitamina A y antioxidantes, es uno de los ingredientes más versátiles de la cocina. Se puede preparar en cremas suaves y reconfortantes, asada al horno como guarnición o incluso en bizcochos y panes caseros. Su sabor dulce combina perfectamente con especias como la canela o el jengibre, creando platos llenos de aroma. 

La clave está en aprovechar lo que la naturaleza ofrece en este momento del año: calabazas, boniatos, setas, granadas o castañas se convierten en protagonistas de recetas que invitan a sentarse a la mesa y disfrutar en familia.  

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), consumir productos de temporada fomenta una dieta equilibrada, más sostenible y con un menor impacto ambiental. Además, los alimentos otoñales destacan por su versatilidad, lo que permite incorporarlos tanto en platos tradicionales como en propuestas más innovadoras. 

La calabaza también es una excelente opción económica, ya que suele encontrarse en abundancia durante estos meses y se conserva fácilmente durante semanas en casa. 

Boniato, dulce y nutritivo 

El boniato es otro de los grandes tesoros otoñales. Fuente de hidratos de carbono complejos, es perfecto para aportar energía sostenida a lo largo del día. Además, contiene vitamina C y betacarotenos, que ayudan a reforzar el sistema inmunitario, algo muy necesario en los meses de frío. 

Puede disfrutarse asado en el horno, convertido en puré como acompañamiento o incluso en recetas dulces como tartas y galletas. Su sabor naturalmente dulce lo convierte en una alternativa saludable a otros postres más procesados. 

Setas, un regalo del bosque 

Las setas son probablemente el producto más característico del otoño. Champiñones, níscalos, boletus o setas de cardo aparecen en mercados y bosques, ofreciendo un amplio abanico de sabores y texturas. Su aporte en proteínas vegetales y minerales como el potasio y el fósforo las convierte en un alimento muy recomendable. 

Se pueden preparar salteadas con ajo y perejil, en risottos, en revueltos o como base de salsas que acompañen carnes y pastas. Además, salir en familia a recolectarlas —siempre con el conocimiento adecuado o acompañados de expertos— es una actividad que combina ocio, naturaleza y gastronomía. 

Granadas, pequeñas joyas rojas 

La granada es una fruta otoñal que destaca tanto por su sabor refrescante como por sus beneficios antioxidantes. Rica en vitamina C, es una gran aliada para mantener las defensas altas en los meses más fríos. Sus semillas aportan un toque crujiente y ácido que puede transformar ensaladas, yogures o postres sencillos. 

Un truco fácil es añadir granos de granada a un bol de desayuno con avena o mezclarlos con queso fresco para un snack saludable. Además, su zumo natural se ha estudiado por su potencial en la reducción de la inflamación y la mejora de la salud cardiovascular, según diversos estudios publicados por instituciones como la European Food Information Council (EUFIC). 

Castañas, tradición y energía 

No se puede hablar del otoño sin pensar en las castañas, que han acompañado durante siglos la gastronomía popular de esta estación. Ricas en hidratos de carbono y bajas en grasas, son una fuente energética ideal para las caminatas otoñales o las tardes frías. 

Las asadas son la forma más tradicional de consumirlas, pero también se pueden añadir a guisos, sopas o repostería. Además, son un buen ejemplo de cómo un producto local y de temporada puede ofrecer múltiples posibilidades en la cocina sin necesidad de grandes gastos. 

Comer de temporada: sabor, economía y sostenibilidad 

Elegir alimentos de temporada no solo aporta beneficios nutricionales y económicos, sino que también es un gesto de sostenibilidad. Según la FAO, consumir productos en su ciclo natural reduce la huella de carbono al disminuir la necesidad de transportes largos y sistemas de conservación intensivos. Además, comprar en los mercados locales fortalece la economía de proximidad y favorece una alimentación más justa y respetuosa con el entorno. 

En la práctica, planificar menús con alimentos de otoño: calabaza, boniato, setas, granada o castañas permite crear platos variados, nutritivos y asequibles. Por ejemplo, una crema de calabaza para la cena, unas setas salteadas para acompañar una carne, un snack de granada con yogur o unas castañas asadas para compartir en familia. Lo importante es dejarse inspirar por lo que ofrece cada estación y aprovecharlo al máximo.

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