Desmentimos los mitos sobre el veganismo

La popularidad de las dietas veganas ha crecido exponencialmente en los últimos años. La preocupación por los animales y el planeta es uno de los principales motivos por los que los veganos deciden eliminar la proteína animal de su alimentación. Otras personas, en cambio, deciden iniciarse en el veganismo pensando en la salud.  

Según la Organización Mundial de la Salud, la dieta vegana bien equilibrada aporta todos los nutrientes que el organismo necesita para funcionar. A pesar de esta afirmación, los mitos y las falsas creencias alrededor del veganismo siguen en auge. En este artículo trataremos de resolver algunos de estos mitos y aprender un poco más sobre este estilo de vida que ha llegado para quedarse.   

1. Los veganos solo comen lechuga 

Si hay una falsa creencia que todavía perdura es que las personas veganas se alimentan exclusivamente de lechuga y de verduras en general. Pero nada más lejos de la realidad, las opciones de platos y preparaciones son infinitas, y pueden ser igual de sabrosas y apetecibles que cualquier otro plato no vegano. Desde postres deliciosos hasta guisos de legumbres con verduras o platos a base de proteínas vegetales como el tofu.  

Si tenemos en cuenta, además, la variedad de legumbres, verduras y hortalizas y cereales presentes en nuestra dieta mediterránea, ¡imagínate el sinfín de posibles combinaciones que se puede preparar y cocinar con estos ingredientes! 

2. Todo lo que sea vegano es más saludable 

Ni las personas veganas se alimentan exclusivamente de lechuga, ni todo lo vegano es siempre saludable. El veganismo está en auge, y esto ha hecho que la industria alimentaria se apunte al “boom”, lanzando al mercado un sinfín de productos que buscan sustituir la proteína animal. Salchichas de tofu, hamburguesas y embutidos vegetales, postres veganos y un largo etcétera. Todas estas opciones suelen ser productos procesados, cargados de aditivos y con una baja calidad nutricional. Que sea vegano no implica que sea más saludable.  

Las personas que deciden adoptar una alimentación vegana no se libran de leer etiquetas en el supermercado, ni tampoco de intentar basar su dieta en alimentos y productos poco o nada procesados.   

3. Sin carne ni pescado es complicado obtener la proteína que necesitamos  

Las plantas no tienen proteína. Habremos escuchado esto hasta la saciedad, ¿verdad? El origen de este mito radica, probablemente, en el hecho que las proteínas vegetales, en comparación a las alternativas animales, tienden a ser menos completas (en cuanto a aminoácidos se refiere), más difíciles de digerir y en una proporción menor dentro de un alimento.  

En una dieta vegana, sin embargo, es posible obtener suficiente proteína de buena calidad a través de alimentos como legumbres, soja y derivados (tofu, soja texturizada…), frutos secos y semillas y pseudocereales como la quinoa o el trigo sarraceno.  

Así pues, cuando nos iniciamos en una dieta vegana, es importante asegurar al menos una de esas fuentes de proteína vegetal completa en cada una de las comidas principales del día.   

4. Se puede obtener vitamina B12 con el consumo de algas 

La vitamina B12, conocida también como cobalamina, es una vitamina que se encarga de multitud de funciones esenciales para nuestro organismo. Se encuentra sobre todo en carne, pescado, huevos y productos lácteos. En personas que siguen una dieta vegana, es el único nutriente deficitario, por lo que hay que suplementarlo siempre.  

En los últimos años, sin embargo, se ha popularizado el consumo de algas para cubrir estos requerimientos sin necesidad de recurrir a los suplementos.  

Las algas, bien sea en su forma desecada o en pastillas, contienen dosis elevadas de vitamina B12, cierto es. Pero hay que tener en cuenta que se trata de una forma análoga de esta vitamina. Dicho de otra forma, se trata de una sustancia que tiene una composición química casi idéntica a la B12, pero que nuestro organismo no es capaz de aprovechar. Los análogos, además, pueden falsear una analítica de sangre e interferir en la absorción de la B12 activa. Hay que prestar atención pues con las algas y, en cualquier caso, sería recomendable que, en caso de consumirlas, sea siempre separado de la toma del suplemento de vitamina B12 que nos hayan pautado.   

5. No es seguro para las embarazadas seguir una dieta vegana  

Diversas instituciones y organismos de Salud, entre ellos la Asociación Americana de Dietética, afirman que una dieta vegana bien planteada es adecuada para cualquier etapa de la vida, incluyendo el embarazo y la lactancia.  

Hay que tener en cuenta, sin embargo, que el embarazo conlleva un aumento en las necesidades energéticas y nutricionales de la mujer. Una correcta planificación dietética puede ser de gran ayuda a la hora de mantener un estado de salud óptimo, tanto de la madre como del bebé, así como para evitar posibles complicaciones durante la gestación.  

6. El veganismo consiste en dejar de comer animales 

La dieta vegana es aquella en la que se excluyen todos los alimentos que provengan de los animales, como la carne, el pescado, los huevos, los productos lácteos e incluso la miel.  

El veganismo va más allá de la dieta, ya que por norma general implica también una sensibilidad ética que lleva a las personas a evitar la explotación y el sufrimiento de los animales en todas las facetas. Evitar el uso de ropa que contenga lana u otros textiles de origen animal, así como los productos de cosmética o higiene que hayan sido testados en animales, son solo algunos de los cambios que acompañan la adopción de una dieta vegana. 

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